Desde Italia por amor


El Golf Club de Pilar es su lugar en el mundo hoy, muy lejos de su pequeña ciudad natal, a orillas del Mediterráneo. Por puro romance cambió la vista de pacíficas aguas azules por el verde intenso de las pampas argentinas.
A los 13 años descubrió su vocación de una manera insólita. Su madre, en una pequeña ciudad del sur de Italia, Martina Trento, compraba habitualmente levadura en polvo. En el envase estaba impresa la receta de un budín de vainilla que el más pequeño de la familia comenzó a cocinar los domingos. Así descubrió su futura profesión el chef ejecutivo del restaurante Bengal del Golf Club de Pilar.
Los primeros estudios formales como Técnico en Gastronomía los hizo en Taranto, sobre el Mediterráneo. Luego vendrían pasantías y perfeccionamiento en Milán, Roma, Milton Keynes (Inglaterra) y Fuerteventura, España.
Uno de los trabajos que marcó su carrera fue cocinar en Relais Le Jardin, una exclusiva empresa de catering que atiende diariamente en Roma entre 15 y 20 banquetes -unas 5000 personas- en residencias y antiguos palacios italianos. “Es como volver a empezar cada día. Te falta una cuchara, se rompe un horno o escasean copas y hay que inventar algo en el momento, solucionarlo”. Pero los servicios de Relais... son un lujo que sólo pueden afrontar Gucci, Dolce&Gabbana, Moschino o Prada. Y también es la elegida por las altas esferas del gobierno -entre ellos, el primer ministro, Silvio Berlusconi-. Leonardo estuvo al mando de los agasajos a Tony Blair, Tom Cruise, Francesco Totti (el ex jugador de fútbol italiano) o George Bush, entre otros. Y es mucho lo que hay para decir al respecto. “Uno de los requisitos que Berlusconi solicitaba para todos los platos es que tuvieran siempre el color de la bandera italiana. Entonces preparábamos ensalada caprese, por el blanco de la muzzarella, el rojo del tomate y el verde de la albahaca. Lo mismo preveíamos para las pastas, con salsa al pesto, pomodoro y a los cuatro quesos. Los flanes eran de coliflor, zucchini y tomate. Los postres, generalmente helados, eran de pistacho, crema americana y frutilla. Las frutas, kiwi, banana y también frutilla. La cuestión de los tonos había que respetarla a rajatabla. Era algo fundamental, no había excepciones”, cuenta. Otro detalle peculiar: “Bush sólo tomaba Coca-Cola light que traía especialmente su comitiva”, agrega.
Tal vez este joven seguiría trabajando allí de no haber conocido hace más de seis años, a Nadia, su novia argentina. Ella estaba en Roma haciendo una pasantía en pastelería y todo el rumbo profesional y personal de Leonardo cambió. Luego de una extensa convivencia en el país peninsular, decidieron ir a trabajar al restaurante italiano del hotel Baku Palace de Azerbaijan (ex República Soviética). Por ahora, el destino desde hace más de un año es Pilar y piensan quedarse allí porque pronto serán tres: llegará Vito, el nuevo integrante de esta familia gourmet.
(nota publicada en la Revista Luz – Editorial Perfil)

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