Serás delgada o no serás nada

La obesidad ha sido definida de múltiples maneras a través de la historia. De hecho, no siempre fue considerada una enfermedad. Cada época histórica ha construido diferentes relatos y miradas sobre el tema. También es cierto que, de acuerdo con quién la califique, se establecen diferenciaciones entre sobrepeso, obesidad e hiperobesidad.

En un breve recorrido histórico, se podrían mencionar múltiples causas que llevaron a que el hombre a generase cierto desbalance corporal. Pueden mencionarse, entre otras, el paso de la vida nómade a la agrícola, la mayor producción y accesibilidad a los alimentos, el confort que implica un menor movimiento y un mayor sedentarismo, comidas más ricas en grasas y excepcionalmente caseras y algunos hasta hablan de la “americanización” de la vida cotidiana.

También es cierto que el volumen corporal tuvo sus momentos de adhesión o valorización social, testigo de ello son las múltiples obras de arte del renacimiento o bien un incipiente siglo XIX con retratos de familias burguesas, en donde un abdomen importante era signo de estatus.

La delgadez recién comenzó a tener su momento de gloria en los períodos de postguerras.

Un largo camino se ha recorrido. Lo interesante es que no siempre se han vinculado los conceptos de obesidad y delgadez con la idea que, me animo a aventurar, es la más importante de todas: la de salud.

En la ciudad de Buenos Aires se está viviendo un cierto fenómeno mediático que tiene como protagonistas a dos obras de teatro: Gorda y Hairspray. Y el éxito no sólo está dado por un excelente guión o producción sino, fundamentalmente, porque sus protagonistas son gordas.

Se han publicado en lo más importantes medios escritos, títulos como “Dos gordas felices que cantan, bailan y aman con arte” sobre Hairspray o la siguientes preguntas a la actriz de “Gorda”: ¿En la obra vos, Mireia, aparecès en bombacha y corpiño. La sala es chica ¿escuchás comentarios del público? o ¿Les va bien con los hombres? o “Ustedes rompen un poco con el prototipo de la protagonista…

Pierre Bourdieu, sociólogo francés, afirmó que “las luchas por la imposición de las normas de percepción y de apreciación del cuerpo no se reducen a luchas interpersonales (…) es un enclave de lucha entre clases: esforzarse en imponer o defender un sistema determinado de categorías sociales de percepción y de valorización de la identidad individual (..)”. Es así que el autor va a establecer dos categorías diferenciales muy importantes: el cuerpo real y el cuerpo legítimo.

Así es que a diario y silenciosamente, en la vida cotidiana, se desarrolla una puja constante entre cuerpos reales -la mayoría-, que luchan por su espacio, por ser legitimados por una sociedad que pareciera admitir sólo a los cuasi perfectos. Y cuando eso no sucede, desde algún lugar de poder se dictamina “esto debería ser así” y se marca y se denuncia el desvío. No se puede ser gorda y protagonista. No se puede ser amada y gorda. No se puede ser mujer y gorda. ¿La perfección, la juventud, la belleza y la delgadez constituyen acaso el modo contemporáneo de esclavitud? ¿Es más cruel con el género femenino? ¿Alguna vez se les hizo un reportaje a Danny De Vito, a Pavarotti o a Bud Spencer por ser gordos antes que por ser protagonistas? ¿Era importante eso? ¿Alguna vez se le preguntó a una actriz o actor cuántas cirugías o prácticas bulímicas o anoréxicas desarrolla diariamente para conservar su belleza?

En un mundo que no tiende precisamente a la inclusión, vale la pena recordar que la Vida es bella pero más bella es la Salud.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Felicitaciones Ana por tu nota! acuerdo con la sintesis que realizas en cuanto a que la vida es bella solo si se la puede disfrutar con salud,con libertad y sin el hecho violento de tener que ajustarnos al modelo de cuerpo que marque la epoca y la sociedad en la que nos toque vivir,con el solo sentido de no ser declarados los "excluidos" del sistema.Espero tus proximas notas!! :Alesa
Anónimo ha dicho que…
Hola Ana

Como te comente ya una vez es muy facil leer lo que escribis cada la palabra engancha a la siguiente y los espacios se hacen solos sin esfuerzo,

pero en esta editorial lo que me mato es la ultima frase
Anónimo ha dicho que…
Hola Ana, muy bueno tu artículo!!! Me encantó... realmente me encantó! Tendrías que publicar columnas en revistas diversas... que tul? No se, yo si fuera jefa te contrato! jajajaja Un abrazo. Rosario

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