El Obelisco de China


“Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más penas ni olvidos”. Este párrafo forma parte de la letra del tango de Alfredo Lepera, inmortalizado por el genial Carlos Gardel y es una manera de expresar la nostalgia que produce la distancia.
Para todos aquellos que están a miles de kilómetros de Buenos Aires y con once horas más de vida, en Beijing, está el restaurante el Obelisco, ubicado muy cerca del aeropuerto internacional de China, atravesando el 5to anillo, en el Distrito Chaoyang. Es una solución fácil para los que, por cuestiones laborales, de estudio o simplemente por ocio, se encuentran viviendo o de tránsito en el gran gigante asiático y necesitan imperiosamente revivir sabores, colores y olores de la mejor parrilla porteña. Es tan recomendable la provoleta, el chorizo, las empanadas, el ojo de bife con papas fritas o ensalada mixta, como el delicioso, aunque mínimo, tiramisú. Para acompañar, los vinos piden pista y se pueden elegir algunas de las tentadoras opciones que aportan las bodegas Catena Zapata, Rutini, San Huberto o La rural.
La arquitectura y decoración del restaurante es sobria. En la explanada de ingreso y también área de estacionamiento, y haciendo honor a la palabra Obelisco, de origen griego y que significa diminutivo de aguja, hay una pequeña réplica del monumento cito en la Avenida 9 de Julio. La puerta de acceso está flanqueada por las banderas de China y Argentina. Ya en el living, es imposible no visualizar un llamativo cuadro que alude a Diego Maradona. El estilo del comedor es moderno, amplio, luminoso, con un espacio de juegos y lectura para chicos, LCD gigantes en lugares estratégicos, plantas y una barra con esculturas de motivos gauchescos y gran variedad de vinos.
Un capitulo aparte merece el servicio, casi un séquito por la proporción de mozos y mozas asignado a cada mesa. Es importante destacar que, ante la difícil barrera idiomática, el despliegue de la expresión gestual y corporal complementa satisfactoriamente la demanda de los comensales. El maître, Simon Xu, con el manejo de un español correctísimo y aporteñado, es el traductor y guía para todos aquellos pedidos o consultas que exceden el simple señalamiento en el menú, descripto en inglés, español y, por supuesto, chino.
El Obelisco fue inaugurado en el 2004 y más allá de toda fantasía que pueda suponer que detrás de bambalinas, en la cocina, corazón de todo restaurante, hay un argentino, lo cierto es que el chef a cargo es Zhang Shao Ting, un ciudadano oriental capacitado en Buenos Aires. Diversas versiones afirman que los intentos por trasladar un cocinero made in Argentina hacia aquellas latitudes, han sido infructuosos. En apariencia, las atractivas ofertas económicas no lograron compensar los indispensables y finalmente malogrados, procesos de adaptación.
En la distancia, y como dice el tango, ni penas ni olvidos: el Obelisco mitiga los efectos de la nostalgia a través del paladar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me gusto mucho tu nota del restaurante en China,
mi experiencia de restoranes argentinos en el exterior es que son carisimos y no son muy buenos,
saludos.

Luis
Anónimo ha dicho que…
Muy pero muy bueno el artículo.
Anónimo ha dicho que…
Muy interesante Ana!!!!!! La verdad que escribís excelente.
Besos desde la Patagonia.
Anónimo ha dicho que…
Muy linda nota. Tendré en cuenta tu consejo cuando vaya a Beijing. Porque todavía no pierdo las esperanzas de conocer la legendaria China. Claudio

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