Francia al plato


Cocina tradicional francesa en Buenos Aires. El evento se llamó La cuisine des chefs y propuso un recorrido por los platos más representativos de la gastronomía gala de invierno. Estuvo a cargo de los mejores cocineros de Francia, que eligieron nuestro país para vivir y desarrollar cotidianamente el exquisito arte de cocinar.

“No se puede predicar solo en el medio del desierto” afirmó Olivier Hanocq y por eso los mejores chefs franceses forman parte de Lucullus, la Asociación Gastronómica Francesa en Argentina, desde hace poco más de un año. Y tuvieron a su cargo el atelier, abierto a todo público, en donde enseñaron y compartieron los platos más emblemáticos de la cocina francesa de invierno.
Los cocineros prepararon las mejores recetas ancestrales y tradicionales. Sebastien Fouillade, de Brasserie Petanque, preparó cuatro platos elaborados con vinos tintos de diversas regiones de su país. Oliver Falchi, del Restaurante Le Sud del Hotel Sofitel, se lució con sopas frías, calientes, frutales y de chocolate. Jean Paul Bondoux y Jerome Mathe, un dúo consolidado de La Bourgogne & Café des Arts, arremetieron con recetas de su cuando eran niños y el panadero Olivier de L´epi Boulangerie, elaboró recetas a base de chocolates y bombones.
Cada uno de los cocineros convocados tomó el evento como un desafío. Para Olivier “fue una manera de democratizar nuestra cocina y demostrar que se pueden hacer platos excelentes con muy pocos ingredientes”. Para Sebastien: “fue importante difundir nuestra visión, nuestro concepto de cocina e interpretar la técnica de cada chef”. A su vez, también fue una manera de desmitificar que la gastronomía francesa conlleva procesos muy elaborados de elaboración o con ingredientes ajenos a lo cotidiano. Y sobre ese punto Jerome aclaró: “quisimos mostrar a través de un curso breve, que los participantes podrán luego cocinar sin problemas en la casa y transmitir nuestra pasión por lo que hacemos”. A su vez Olivier Hanocq, emblema del pan francés en Buenos Aires junto con su socio Bruno Gillot, eligió volver a la pastelería para esa ocasión: “es otra de mis pasiones. Me gustan las tradiciones y dar a conocer nuestra cultura. Esa actividad fue una forma de hacerlo pero con productos argentinos”. Y Jean Paul agrega: “La cocina y cada receta es un acto de amor, es una gran comunicación y comunión. Alrededor de una mesa pasan muchas cosas y se producen muchas emociones”.
También el encuentro sirvió para desterrar otro mito al que está asociada la gastronomía gala y es que se realiza a base de dos elementos nominados para el destierro por la dietética actual: la crema y la manteca. Y en ese punto, todos los dueños del sabor coincidieron en que desde hace quince o veinte años, la cocina evolucionó, se alivianó y se aggiornó a los tiempos actuales. Y Olivier Falchi aclara: “nuestra cocina es de tradición, de campo, heredada de nuestros abuelos, de nuestros padres, autóctona pero los platos pesados están adaptados a nuestra época”.
En la pasión que demuestran por su quehacer cotidiano, los cocineros también se transforman en embajadores culinarios. Jerome definió a su modo la cocina francesa: “tiene un gran respeto por el producto y por quien lo hace. Es hacer muy rico lo que otro ya hizo muy lindo. Los franceses viven para comer”. Jean Paul apoyó esos dichos. Y al momento de identificar tres productos emblemáticos de Francia, luego de una acalorada discusión con enumeraciones de platos, regiones e ingredientes, todos acordaron que serían el pan, el vino y el queso.
Para aquellos que no pueden darse cita en París y alrededores, cada atelier de La cuisine des chefs es el evento más apropiado para degustar y aprender sobre las delicias francesas de cada estación.

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