El pasado: ¿aliado o enemigo?


Dicen que el pasado te condena. No importa el origen del dicho. Tiene su fuerza y muchas veces marca a fuego. No está bueno mirar hacia atrás, las tendencias de la llamada sicología cotidiana promueven vivir el hoy, en un empoderamiento del presente absoluto. No es fácil. Es como vivir sin historia, sin origen. También es cierto que no siempre recordar es bueno. Pero muchas veces no es necesaria una tarea de evocación. Las experiencias quedan marcadas como un sello insigne y predeterminan el día a día. Tal vez una opción sea tomar distancia, alejarse de uno mismo y mirarse por primera vez. Y ejercitar esa tarea cuando ya damos todo por sentado y naturalizamos todos nuestros actos, sentimientos y decisiones. El prisma con el que miremos el ayer condiciona. Y por eso se apela a otras miradas, la de amigos, terapeutas, familiares y hasta desconocidos que nos sorprenden muchas veces con los adjetivos con que nos aluden.
Es muy probable que el pasado no perdone pero ¿y nosotros? ¿Qué espacio le damos a la redención? ¿Qué hacemos con aquellas situaciones que consideramos fracasos? A lo largo de nuestras historias personales tenemos siempre un talón de Aquiles, aquello que nos pelea y hasta el momento, nos vence inexorablemente. ¿Qué cosas de nuestra vida no hemos podido cambiar a pesar de soñar casi cotidianamente con ese minuto de gloria, cúlmine, en donde podamos revertir esa situación casi karmática? Esa dificultad que nos ha sacado callosidades en el alma. Que nos recuerda, ante un nuevo intento con resultado negativo, el mito de Sísifo. Entonces pensamos, para qué seguir intentando. ¿Por qué no amigarnos con ese estigma vital que nos acompaña desde siempre? Y no. Porque tampoco nos queremos resignar. Palabra adversa si las hay. Porque invita a la pasividad. Y a tirar la toalla. Y nos confronta con nuestros límites y también con nuestra omnipotencia. Es casi como admitir una derrota. Tal vez no esté mal. Tal vez haya que cambiar de ring y entablar otra pelea. O ninguna. Pero ahí es donde es necesario apelar a cambiar los prismáticos. Los nuestros. Que suelen ser los más crueles y despiadados.
Los católicos dirían que cada uno lleva su cruz. Es una metáfora. Es “eso” puntual, molesto y espinoso que sigue estando en nuestra vida, de manera encarnada más allá de que lo odiemos. “Eso” que fantaseamos con eliminar y mediante lo cual, súbitamente, se nos abrirían las puertas del paraíso. Y que nos enfrenta con el paso del tiempo y da cuenta de su permanencia y fortaleza. Un malestar perenne. Un virus inmortal. Y nos invita a preguntarnos asiduamente sobre las alternativas de seguir intentando o aceptar una convivencia a regañadientes, disfrazada de pacífica. No hay una única respuesta. Las decisiones son siempre individuales. ¿Convivir con ese estorbo o seguir en la estrategia de aniquilarlo? ¿Inmunidad o destrucción? Es casi como una guerra. “Eso” que nos hace infelices y nos recuerda no sólo nuestros inútiles intentos sino también la obsesión con el día después. La fantasía de un día glorioso, el del triunfo, caminando nuestra la propia alfombra roja. Pero no hubo final feliz hasta ahora. Tal vez porque no lo haya o porque esa dificultad, que tanta energía nos insume, tantas consultas, tantos devaneos teóricos  - síquicos, también es lo que nos hace sentir vivos. Es casi la condensación tortuosa de pasado y presente. Los intentos en vano de alivianar el pasado y el presente que nos interpela a una decisión. Y seguimos soñando con un the end feliz y exitoso. Tal vez, demasiado Hollywood. Tal vez valga la pena recordar que “no siempre, no todo”. Y así como el árbol no debe tapar al bosque, “eso” no debe opacar los otros brillos de nuestra existencia. Se sugiere entonces que los prismáticos hagan un paneo general, una panorámica. Porque a veces focalizar, nos hace perder el disfrute de gran paisaje.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es difícil vivir sin el pasado a cuestas. Es como caminar un camino de barro y pretender no llevarse algo en la suela. El flashback lo tenés instantaneamente en cualquier situación, una canción que escuchas, una determinada persona, una imagen similar a otra. Creo que lo que uno debe proponerse a sí mismo son metas para el futuro, de ese modo la atención va enfocada hacia adelante, pero es inevitable que el pasado se nos aparesca de repente. Muchas de nuestras conductas han sido condicionadas por las experiencias vividas. A veces sin darnos cuenta tenemos algún hábito o algún pensamiento que nos quedó marcado a fuego por nuestra historia.
Anónimo ha dicho que…
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanto de lo del gran paisaje ,,y es recontra cierto ,,jamas uiremos del pasado ,,de alli venimos ,,mas esto solo a titulo de anilisis vivido ,,sin pasado seria como un alhseimer de nuestra vida..
Muy bueno todo el enfoque ,,arriba con los prismaticos en alto . Antos
Anónimo ha dicho que…
El pasado fue una experiencia necesaria para nuestra evolucion , creo no ? esta bueno ver tod un paneo general jaja ,mejor mirar hacia adelante cada uno es artifice de eso , muy linda reflexion cielo m besitos

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